Pablo de Tarso, ¿fundador del cristianismo?

 Pablo de Tarso es, junto con Jesús de Nazaret, la figura más relevante de los orígenes del cristianismo y, sin duda, una de las más controvertidas. Hechos de los Apóstoles lo presentan como testigo de Jesucristo entre los gentiles.

Ya que  Jesús fue  el fundador de la filosofía del  amor.

Los judeo-cristianos tradicionalistas vieron en él el pregonero de un falso evangelio.

Pablo sigue siendo hoy objeto de estudios e investigaciones  y  aportaciones siempre nuevas.

La crítica radical que hace el Apóstol de la ley, más que una polémica cristiana contra el judaísmo, constituye un potencial de liberación de éste. Frente al dominio universal del Imperio romano y a la unidad étnica del pueblo judío, Pablo propone un tercer modelo: la Nueva Alianza social, la eclesia en devenir.

Las facetas más importantes de la personalidad de Pablo: la originalidad de su pensamiento, la defensa apasionada y razonada de sus ideas, la novedad del mensaje cristiano como fuerza de liberación, la insobornable defensa de la libertad, la creación de una amplia red de comunidades por la cuenca mediterránea... esto a partir de  sus tres etapas: sus orígenes en el judaísmo helenista, su actividad misionera dependiente de las comunidades cristianas helenistas de Damasco y de Antioquía, y la misión autónoma que termina con su muerte violenta en Roma probablemente el año 58 (Pablo. De Tarso a Roma, Sal Terrae, Santander, 2007). Pablo fue un actor cualificado de la primera generación del cristianismo y la figura más representativa del cristianismo.

Su mensaje: "Ya no hay judío, ni griego, ni esclavo ni libre, ni hombre ni mujer" (Gál 3,28), que constituye, para Bloch, "la primera Internacional de la igualdad". -



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